Me gusta oír tu risa,
Tu risa cristalina,
Como agua de la fuente
Alegre y cantarina.
La curva de tus labios
Orlada por las perlas,
Del delicado diente,
De la rosada lengua.
Me gusta oír tu risa,
Guardarla en mis oídos,
Campanas que están hechas
Con el cristal más fino.
Y soy feliz contigo,
Y corro hasta tu encuentro,
Para besar tu boca
Y acariciar tu pelo.
Te veo desde lejos.
Me apuro presuroso.
Y por mirarte tanto
Meto el pie en un pozo.
Y caigo sin remedio.
¡Me he quebrado una pierna!
Te miro, te reclamo,
Entonces
tú te acercas,
Me
miras y te ríes,
Y
yo sigo en el suelo.
¡Escuchame,
tarada,
Me he lastimado en serio!
Te ries y el sonido
Se mezcla con la brisa.
¡Que pedazo de idiota!
¡Còmo odio tu risa!
¡Como odio tu cara!.
¡Como odio tu boca!.
¡Llama a una ambulancia,
Pedazo de marmota!
Y tu risa resuena
Como un croar de ranas…
Manotee una piedra...
Y te partí la cara.
………………………
Caminas
a mi lado,
Tu
boca retorcida,
Y
el diente que te falta
Le
dan marco a tu risa.
Una gran risa. Tu poesía demuestra una gran verdad: los hombres jamás podrán entendernos, la acción de la sacrificada damisela era para distraer al joven de su dolor, "hombres necios que acusáis a la mujer sin razón...."
ResponderBorrares cierto Nunca las vamos a entender. lamento lo de la piedra. Es un mal pago para una actitud tan altruista. Ahora si se vuelve a reir le parto la cara de nuevo... Je, je.
Borrarjjjajajajja me encantó! Todo el romanticismo al.....Saludos =D
ResponderBorrarEsactamente... a ese lugar... Me encanta que te haya gustado. Gracias por tu comentario.
BorrarJa ja ja.Qué graciosa la historia!Saludos xD
ResponderBorrarLa vida nos da sorpresas, Paula. el pozo no estaba previsto... Que se le va a hacer.... Gracias por tu comentario y me alegro que te haya hecho reir que esa era la única intención. Gracias de nuevo.
Borrar