EL PARAISO O EL INFIERNO

Cuando uno expone sus trabajos al publico puede tener una respuesta agradable o ser ignorado olímpicamente. Pasamos del paraíso al infierno en pocos instantes. Y uno debe hacer el ejercicio de construir lo que le gusta sin importarle lo que el otro piense. Si algo es bonito para mi deberá ser suficiente. Es un ejercicio difícil. Las caricias son agradables, pero lamentablemente hoy las manos están para otra cosa.
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domingo, 5 de octubre de 2014

VIVIR EN EL AIRE (Los vencejos)


Los que me conocen saben que mi idea de las cosas es que nada es absolutamente malo ni nada es absolutamente bueno. Siempre hay un punto, un detalle para rescatar o para criticar. Pero en general me interesa el hecho de rescatar, aun de aquello que parece imposible, un costado positivo y descubrir que lo malo nunca es absolutamente malo. A veces cuesta trabajo, pero es un ejercicio que, si se lo proponen, les hará la vida más feliz. 
Me apasionan los medios pero no me “absorben el seso”. Por momentos me dedico a leer (leo pocos libros, me gustan más los artículos sueltos y en particular los que estimulan mis ansias de investigar), en otras oportunidades miro televisión y, normalmente, me (nos, porque mi esposa comparte conmigo estos intereses) apasiona salir a recorrer mi ciudad, descubriendo sus secretos, sus historias, sus leyendas.
Al contrario de mi esposa sigo casi todos los deportes y suelo mirar programas de la televisión pública, en general aquellos en los que hay competencias de habilidad y, fundamentalmente, las de preguntas y respuestas, tratando de adelantarme y responderlas antes que el competidor.
Hay un programa en extremo interesante, en donde una persona, o un grupo de personas, compiten con dos individuos, uno de los cuales es extremadamente inteligente, notablemente memorioso y con una amplia cultura, a pesar que no ostenta ningún título honorífico. Habitualmente es quien termina ganando, descartando uno por uno a todos los participantes.
Y aquí viene lo interesante, en uno de los programas se preguntó qué tipo de animal era un vencejo (Y se dieron una serie de opciones que podían confundir, aunque no demasiado). En ese momento intervino este jurado y pidió que retiraran la pregunta ya que el vencejo era un animal extremadamente exótico y que no correspondía a nuestras regiones sino a lugares como Asia y algunos sitios de Europa. Y allí me quedé sorprendido. ¿Cómo un individuo tan instruido desconocía que el vencejo es el ave típico de nuestras Cataratas del Iguazú? Me llegó a hacer dudar de mi memoria y me fui, inmediatamente a investigar, encontrándome con algo que me apasionó y creo que vale un post.



El vencejo común (Apus apus) es un ave apodiforme de la familia de los apódidos, especialmente adaptada para el vuelo, con alas falciformes, cola corta de horquilla poco profunda, boca muy ancha y grande rematada con un pico pequeño, plumaje negruzco con una pequeña porción blanca o gris bajo el pico, patas muy cortas sin pulgar oponible y garras diminutas pero de presa extraordinariamente fuerte que le permiten "colgarse" en riscos elevados, paredes verticales y sitios elevados desde los que re emprende el vuelo, ya que si cae al suelo experimenta gran dificultad en remontar el vuelo por su especial morfología alar y cortas patas. Si se encuentra un individuo caído, puede ayudársele a remontar el vuelo tomándolo y soltándolo desde un sitio elevado. La etimología de Apus apus viene del antiguo griego donde "apus" (άπους) significa "sin pies".
Desde los mismos orígenes de la zoología se sospechaba lo que a finales de la década de los 1960 se constató: que los vencejos pasan la mayor parte de su vida en el aire: COMEN, DUERMEN Y COPULAN VOLANDO.Únicamente se posan para poner los huevos, incubarlos y criar a sus polluelos. Permanecen en vuelo ininterrumpido durante nueve meses del año.
Las crias abandonan 
el nido una mañana
volando subitamente sin
necesidad de apren-
dizaje previo, y no
retornan a el jamás.
De noche, estas aves se elevan a 2000 m de altura y allí DUERMEN VOLANDO. Durante el sueño el aleteo se reduce de 10 movimientos por segundo a tan solo 7. Debido a sus extraños hábitos aéreos aun se desconocen muchísimas cosas de la vida de estas aves. Los vencejos emiten un grito muy agudo que en algunos paises les ha valido el apelativo de "pájaro diablo".
Son originarios de Asia y África y de hábitos migratorios.
Y esto es lo sorprendente. Son las aves que habitan las Cataratas del Iguazú. Solo detenerse un instante para verlos desplazarse de una pared a otra, entre el torrente de agua, cruzando de orilla a orilla o sumergiéndose en la fabulosa cortina de agua de la Garganta del Diablo.
Tanto es así que el vencejo forma parte del logo del Parque Nacional Iguazú.
Hacen sus nidos en las paredes rocosas del cañón donde se desploma el rio Iguazú y se divierten cuando algún turista trata de captarlo con su cámara ya que se desplazan a una velocidad envidiable. 
Un ave con sus alas extendidas volando entre la caída de las aguas.




















Un ave que se volvió símbolo tal vez porque su vida transcurre volando, igual que nosotros, volando entre sueños y esperanzas, a veces cansados, con dificultad para mantenernos en el aire, pero sin aflojarle, subiendo y bajando, empujados por el torrente, levantados por el manto vapóreo que como un velo se extiende sobre nuestro destino



Nota: Las fotos son originales. Las tomamos en diferentes viajes al Parque Nacional Iguazú.
La imagen del logo fue tomada de Internet y la del concurso de uno de los videos del programa.

jueves, 3 de abril de 2014

REGRESANDO DESDE LA NUEVA RIOJA

Mi concepto en relación con los períodos vacacionales es muy definido. Cuando yo me tomo un tiempo de descanso, entiendo que es para romper la rutina, para realizar acciones diferentes a las de todos los días. Esto incluye Internet. Olvido la computadora, que solo me sirve para almacenar las fotografías de los lugares que visito, y, eventualmente, comunicarme con aquellos a los que les quiero o necesito mandar algún tipo de información.
Si bien ya estoy en Buenos Aires, mis vacaciones terminan el día 06/04. Recién a partir de ese momento retomaré el contacto con todos ustedes y conversaremos de las cosas buenas y malas que nos aquejan.
Por ahora, y hasta ese momento, les voy a enviar la información de las maravillas con las que mi país ha sido bendecido y que he tenido la suerte de poder descubrir en este periplo de casi veinte días por una de las provincias más dejadas de lado por la gran masa turística y por aquellos encargados de conducir el país, a pesar de que me he sorprendido por los muy buenos caminos, que, aparentemente, en poco tiempo van a completar un circuito extremadamente interesante.
Mi información tiene dos motivos, para mí de suma importancia. Una es hacer conocer a aquellos que viven muy lejos de nuestro suelo (y puede que nunca tengan la intención de acercarse por estos rumbos), las bellezas de este sitio del fin del mundo; y la segunda es brindar toda la información posible a nuestros compatriotas que puedan ir a visitar estos lugares y es bueno que alguien les cuente sus experiencias para que se les haga más fácil el camino.
Por ahora voy a dedicarme a masunear como para ir entrando en calor.

Como dice Carlos “Be Happy”. 
Alberto

lunes, 24 de febrero de 2014

UN LUGAR EN EL MUNDO

Parque nacional Sierra de las Quijadas
Ubicado en los departamentos de Belgrano y Ayacucho, a 116 km de la capital puntana, el PN Sierra de las Quijadas cuenta con una extensión de 150 mil hectáreas, y una historia de 300 millones de años.
Tras soportar una constante erosión del viento y del agua, este desierto terminó por modificar su composición. Hoy impactan sus muros de arenisca, rojizos y grisáceos, con formas caprichosas, su variedad de flora típica de climas áridos, sus huellas de dinosaurios y sus fósiles milenarios.
En el parque se destaca el «Potrero de la Aguada», una microcuenca que confluye en un bajo, donde nace el río con el mismo nombre que sólo en la época de lluvia recorre el lugar. En el resto del año, su curso sólo presenta arena y rocas.
De la magnificencia de estas formaciones rocosas se han recuperado más de 1000 fósiles entre los que se destaca el cráneo del Pterodausto Guiñazui, reptil volador que actualmente forma parte de una colección del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional de San Luis.
Su máxima expresión es "el Potrero de Aguada": sucesión de graderías, acantilados y cornisas rojizas y sedimentadas. Durante su recorrido se pueden ver a lo lejos, al Sur el Cerro Portillo y al oeste lasLagunas de Guanacache, que son el límite natural con la provincia de Mendoza.
Los amantes del trekking pueden optar entre 3 tipos de circuitos: Miradores Superiores, La Huella del Saurio y Los Farallones. Sólo el primero es gratuito y autoguiado, para los otros dos es necesario contratar un guía y disponer de tiempo: dos horas y media y cinco horas, respectivamente.
Yo tuve la suerte de poder visitar este lugar, desconocido por muchísimos argentinos, cuando apenas era una meta turística más y no estaba protegido por Parques Nacionales.
Hay dos versiones sobre el nombre de la región. Una que dice que visto desde las alturas tiene forma de quijada, cosa poco probable porque el nombre viene de mucho antes de que tuviera la posibilidad de volar. La segunda versión, más lógica, es la que cuenta que los habitantes de la región, y muchos que provenían de Chile, cuando arrasaban con sus malones las poblaciones que pretendían establecerse, desde el sur de la provincia de Buenos Aires hasta la Patagonia, llevaban hacia ese lugar el ganado robado, donde lo agrupaban hasta que los comercializaban del otro lado de los Andes. Muchos animales morían en la zona y, cuando se descubrió el lugar, el área estaba llena de quijadas de los vacunos muertos, lo que hizo que se le conociera con ese nombre.
Lo apasionante es que es una región que mucho antes de los seres humanos estuvo poblada por Dinosaurios, algunos más pequeños que los popularmente conocidos y otros muy similares a los pterodáctilos que conocemos en la actualidad.
Pero hay un detalle que asombra. En una de sus rocas se encuentra la impronta de la pisada de uno de estos animalitos. Aparentemente, eran terrenos blandos, que fueron cubiertos por otros sedimentos, también de poca consistencia. Algunos endurecieron con el tiempo y el resto se fue disipando con los vientos de la región hasta dejar al descubierto esta joya que nos asombra y nos empequeñece.


Pude caminar por el lecho de un rio que solo se hace presente en tiempos de lluvia, el Torrente de la Aguada, hasta el nacimiento del mismo, en un pasillo de unos cuatro o cinco metros de ancho entre farallones de 300 metros de altura.
Puedo asegurar que fue una experiencia inolvidable, donde uno se sentía en un set de filmación, no podía creer lo que veía, la magnitud de las paredes rojas labradas por el viento, y el silencio, un silencio increíble, que quien nos guiaba, resaltó cuando volvimos, ya cayendo la noche, bajo un manto de estrellas, que en San Luis, no sé por qué razón, se ven más brillantes que en otros lugares, y nos detuvimos a descansar al borde de los acantilados, después de un recorrido de unos 12 Km, de ida y vuelta.


Como dato anecdótico les cuento que en ese lugar se filmó, y tiene una historia muy peculiar, una película llamada “Un lugar en el mundo”. Dirigida por Adolfo Aristaraín y protagonizada por Federico Luppi, Cecilia Roth, José Sacristán y Leonor Benedetto, fue la segunda película en la historia, que fuera nominada para el Oscar al mejor filme extranjero y luego retirada del concurso. Es algo para hacer otro post y, en otra oportunidad, me dedicaré a esto, baste con decir que obtuvo numerosos premios, destacando la Concha de Oro en el Festival Internacional del Cine de San Sebastián y el Premio Goya a la mejor película de habla hispana