EL PARAISO O EL INFIERNO

Cuando uno expone sus trabajos al publico puede tener una respuesta agradable o ser ignorado olímpicamente. Pasamos del paraíso al infierno en pocos instantes. Y uno debe hacer el ejercicio de construir lo que le gusta sin importarle lo que el otro piense. Si algo es bonito para mi deberá ser suficiente. Es un ejercicio difícil. Las caricias son agradables, pero lamentablemente hoy las manos están para otra cosa.

viernes, 16 de enero de 2015

SIN TÍTULO

Me encontré, entonces, en medio de aquel océano de angustia, de desazón, de desesperanza.
Había aprendido a luchar por la vida, a poner el hombro y darle para adelante.
Había aprendido a ponerme la camiseta. Si alguien me daba trabajo trataba de hacerlo lo mejor posible, era mi obligación.
Había aprendido a ser noble con mis amigos, o los que decían serlo, apoyarlos, ayudarlos, estar a su lado cada vez que les hiciera falta.
Sin embargo todo lo aprendido no había servido para nada.
Ahí estaba, parado como un mono, sin ropa, en el extremo de un palo, en medio de un océano que amenazaba con cubrirme hasta que no pudiera conseguir respirar.
Muchos botes se acercaron ofreciendo su auxilio y apenas abordado comenzaron a hacer agua tuve que volver a refugiarme en el extremo del poste.
Estoy aquí, en medio de un océano de excrementos, donde flotan inmundicias, donde nadan corruptos, ladrones, estafadores. Donde se regodean y manosean jueces, policías, narcotraficantes, políticos, traficantes de armas, chupamedias, basura mal oliente y tóxica.
Tengo un arma y no sé que hacer con ella, si pegarme un tiro y terminar con todo. Salir a robar (no como Robin Hood solamente a los ricos) sino a cualquiera, al que raye, porque hoy estamos todos contra todos, o si venderlo para tirar un poco más, sostenerme, un tiempito más en esta posición absurda.
Crei, crei, crei… y me encontré, entonces, en medio de aquel océano, y miro el horizonte y no veo tierra, una playa mansa donde descansar mis pobres huesos viejos, cansados. No veo un barco fuerte, sólido, pintado con colores sobrios, pero que me ofrezcan la seguridad que me hace falta.
Sigo encogido, en el extremo de un absurdo poste, ya no me queda nada con que cubrirme, tengo frio, tengo hambre, estoy triste.
Y aun así sigo mirando. Entrecierro mis ojos y agudizo mi vista.

Y nada…

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Es cierto Carlos Javier... Todos dijimos, alguna vez, pobre hombre..

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  2. Bueno, como ya te dije por otro sitio, me parece un micro genial, donde expresas una reflexión muy cruda, pero también muy real...
    Menudo océano está hecho el mundo!!!
    Un saludo.

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    1. Me pareció oportuno el tema para mostrar como nos vamos igualando. Desgraciadamente la experiencia nos va enseñando a ser cada dia menos confiado, a tratar de leer ente letras y ser mucho más cuidadoso de lo que fuimos. aun el hombre sigue esperando el barco, tal vez no debiera esperar ayuda de afuera sino tratar d fabricar una balsa y salir por su propio esfuerzo. No lo sé. todo se esta volviendo muy complicado en todos lados. Gracias por tu comentario.

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  3. Excelente relato! Podría ser parte perfectamente del reto, eso creo, no he contado las palabras, pero parece que lo que lo vuelve tan personal es la imagen, que es una imagen diferente a la del reto y aquí si que no sé qué decir: ¿fue primero el relato o la imagen? Del modo que haya sido el resultado es muy bueno. Felicidades!

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    1. No he querido abrumar a los creadores del reto con tanto relato. Ya están metidos en un flor de lio para poder leer todos y decidir entre los muchos y muy buenos que les han enviado. El mio supera las 300 palabras y el reto para mi es simplemente un juego Una manera de probarme hasta donde soy capaz. No compito con nadie más que conmigo mismo. Por eso cambié el dibujo, una cuestión de derechos. este lo hice yo en un ratito, mal pintado con Photoshop, pero si no lo ponía cuando quiero enviarlo sale cualquier otra imagen. Gracias por tu comentario. Estos son los mejores premios.

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