Hemos caminado asombrados por la historia que encierran
apenas tres cuadras. Ahora cruzamos la calle y vamos a recorrer el otro lado
del recorrido. Vamos a entrar en el sector del Parque Rivadavia propiamente
dicho.
Apenas uno atraviesa la avenida Rivadavia puede verse un
local, que si bien es actual. Forma parte del paisaje de la zona. Un comercio
donde se pueden encontrar las películas más increíbles y extrañas
que a uno se le puedan ocurrir. Una verdadera filmoteca que asombra.
que a uno se le puedan ocurrir. Una verdadera filmoteca que asombra.
Con este parque tengo que hacer alguna pequeña desviación en
mi relato porque también ha formado parte de mi historia. Yo viví en Tres
Arroyos, una localidad que está en la provincia de Buenos Aires, exactamente a 500
Kms. al sur. Hasta los 17 años viví allí. Como hoy los chicos coleccionan
figuras de los super héroes o intercambian juegos de Play, cuando yo era
adolescente se coleccionaban estampillas, mariposas, piedras o caracoles y se
intercambiaban en especial libros, la mayoría de aventuras, de la colección
Rastros, Corín Tellado, y la inolvidable Robin Hood. La mayor parte de los
coleccionistas dejaron de serlo, las colecciones quedaron en el olvido y fueron
remplazados por otros interesas. Pero en esa época resultaba importantísimo y
el sitio clave para conseguir las mejores piezas o hacer los cambios más
convenientes era el parque. Allí en torno a un añoso y enorme ombú se reunían
los unos y los otros y era entrar en un mundo fantástico donde todo era
posible. Yo pasaba mis vacaciones en la casa de unos tíos abuelos que vivían en
Ramos Mejía. Allí tomábamos el tren, ferrocarril Sarmiento, que nos llevaba sin
interrupciones hasta Caballito, apenas unas cuadritas del soñado parque
Rivadavia. Habitualmente me acompañaba mi padre.
En otra oportunidad les contaré algo de esta línea
ferroviaria que tiene una antigua historia y una, muy actual, que ha impactado
al mundo entero.
Es un espacio verde que ocupa un poquito menos de esas tres
cuadras que recorrimos por la vereda de enfrente y se hunde en el barrio de
Caballito por una dos cuadras hacia la calle Rosario que la limita por el
fondo.
Este enorme predio perteneció a la Familia Lezica. Tanto que
aún se sigue conociendo popularmente al parque Rivadavia como parque Lezica.
Hay que acomodarse en el pensamiento que la avenida Rivadavia, en ese entonces,
era el camino obligado para llegar a Buenos Aires, Era de tierra, cosa que
dificultaba el tránsito en tiempos de lluvia, ya que el transporte era en coches
arrastrados por caballos, y fundamentalmente carretas tiradas por bueyes que
venían de muy lejos. Se lo conocía como Camino Real. Y Caballito era la posta,
el sitio de descanso obligatorio antes de hacer la entrada en la ciudad más
importante del país.
Pero también la gente de las familias acomodadas de la
“bulliciosa” Buenos Aires, establecieron sus quintas, lugares de descanso,
donde pasar los fines de semana, frescos, divertidos, buscando el verde que hoy
muchos buscan en los countries.
Los Lezica tenían un lugar privilegiado en ese escenario. Enfrente estaba la Familia Wanklin, de origen inglés y que eran amigos de los adinerados vecinos.
Los Lezica tenían un lugar privilegiado en ese escenario. Enfrente estaba la Familia Wanklin, de origen inglés y que eran amigos de los adinerados vecinos.
La casa era una típica mansión de fin de semana, con una
noria para extraer agua y una arboleda en la que se destacaba un añoso ombú que
se encontraba en uno de los laterales. Allí vivió Ambrosio Plácido de
Lezica, un comerciante y político que se codeaba con la oligarquía porteña.


nombre de parque Lezica.
En el otro extremo se encuentra la bellísima obra “La fuente de la doncella”,
realizado por el artista barcelonés José Limona Brughera, y que fuera
obsequiada por la comunidad catalana a la ciudad de Buenos Aires en 1931, en ocasión
de la visita del autor a nuestra ciudad. Esta obra fue emplazada cerca del ombú
pero luego fue desplazada a la plaza San Martín y recién en el año 2009 fue
devuelta al parque que era su lugar de origen.
Lentamente se fueron reuniendo, primero los filatelistas, en derredor del ombú, y luego, todo el parque se fue poblando de puestos que vendían o canjeaban libros usados, revistas de todo tipo, discos, grabaciones piratas (Que aún se siguen vendiendo) y todo tipo de adminículos antiguos y modernos. En el año 2003 se realizaron una serie de modificaciones en el parque, se lo emprolijó, se abrió una calle en un lateral donde ubicó a los vendedores de libros, y se enrejó la totalidad del parque pudiendo, desde entonces, visitarse hasta las 10 de la noche. En su exterior se ha conformado un verdadero mercado de pulgas con los personajes más extraños.

Allí estuvo instalado Colegio Gorostarzú.
Obra de los arquitectos Eduardo María Lanús y Paul Hary. Año 1908.
En 1908 se inaugura la Escuela Normal de Maestros en Flores,
en Avellaneda y Donato Álvarez. En 1910, por problemas de salud de dicho director
Gorostarzú el colegio es vendido al Estado, denominándolo Escuela Normal Superior y al año siguiente se traslada el colegio de Flores. A partir de 1912 pasaría a llamarse Escuela Normal Superior N°4 y recién en 1927 se le impone el nombre de Estanislao Zeballos.
Gorostarzú el colegio es vendido al Estado, denominándolo Escuela Normal Superior y al año siguiente se traslada el colegio de Flores. A partir de 1912 pasaría a llamarse Escuela Normal Superior N°4 y recién en 1927 se le impone el nombre de Estanislao Zeballos.

Estamos en Rivadavia y Acoyte o José María Moreno
según de donde se la mire porque Rivadavia es el punto de partida de ambas arterias. Hemos recorrido apenas tres o cuatro cuadras del barrio de Caballito y hemos debido detenernos a cada instante por algún guiño de la historia.
Y entonces uno recapacita parado en cualquiera de sus cuatro esquinas y piensa:según de donde se la mire porque Rivadavia es el punto de partida de ambas arterias. Hemos recorrido apenas tres o cuatro cuadras del barrio de Caballito y hemos debido detenernos a cada instante por algún guiño de la historia.
"¡Que pequeño lugar y que gran historia!".
Buenos Aires, sus barrios...Siempre un nuevo espacio maravilloso, muy bien contado.
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