EL PARAISO O EL INFIERNO

Cuando uno expone sus trabajos al publico puede tener una respuesta agradable o ser ignorado olímpicamente. Pasamos del paraíso al infierno en pocos instantes. Y uno debe hacer el ejercicio de construir lo que le gusta sin importarle lo que el otro piense. Si algo es bonito para mi deberá ser suficiente. Es un ejercicio difícil. Las caricias son agradables, pero lamentablemente hoy las manos están para otra cosa.

viernes, 2 de octubre de 2015

EL OTRO LADO DE LA MONEDA (Micro relato)

Las luces se habían ido encendiendo y el pueblo se fue confundiendo entre las sombras.
Se estiró relajando su cuerpo y con una sonrisa comenzó a vestirse. Se colocó el uniforme y acomodó las herramientas que necesitaba.
Antes de salir se encomendó a San Dimas, rezó un padre nuestro, y le rogó al Señor para que lo protegiera una vez más.
Salió lentamente y caminó seguro por las calles oscuras.
Llegó a un sector en el norte de la ciudad y se dirigió, sin dudarlo hacia la segunda casa.
Saltó la verja con habilidad y felinamente se deslizó hacia la parte trasera. Sabía que no encontraría nadie, ya que había visto a los dueños salir esa mañana de vacaciones.
Encendió la linterna y observó con detenimiento. Luego camino hacia un ángulo de la casa y entró al dormitorio. Un cuadro de cierta magnitud coronaba la cabecera de la amplia cama.
Lo descolgó con cuidado y detrás de él apareció una caja fuerte, tal como lo había imaginado.
Con habilidad inusitada sacó un estetoscopio, lo apoyó contra el metal y lentamente comenzó a girar el tambor. Apenas si tardó unos minutos. Un sonido sordo le dio la señal que le indicaba que la puerta de la caja estaba abierta.
Iluminó su interior y el destello de las joyas allí guardadas lo obligaron a entrecerrar los ojos. Rápidamente extrajo de su mochila una bolsa  y comenzó a colocarlas cuidadosamente, una por una, hasta dejar la caja de caudales vacía.
Volvió a cerrar la puerta y colocó el cuadro en su lugar.
Silenciosamente salió por el mismo lugar por donde había entrado.
Miró con cuidado. La calle silenciosa y oscura le indicó que podía largarse sin peligro.
Caminó tranquilo como para no despertar sospechas y luego se dirigió directo a su casa.
Guardó la bolsa moviendo las maderas de un entre-techo y allí mismo dejó la mochila con sus herramientas. Había sido un trabajo limpio.
Se sirvió un whisky y lo fue bebiendo mientras se quitaba la ropa.
Se fue a acostar, ya era tarde y mañana tenía que programar algún otro trabajo.
Antes de apagar la luz hizo la señal de la cruz y agradeció a todos los santos por haberlo protegido una vez más.

Apoyó la cabeza en la almohada y se durmió con cara de felicidad.  

8 comentarios:

  1. Excelente mirada del "otro lado".
    No creo que muchos lo lean, no creo que muchos lo comprendan, no creo que muchos lo entiendan...¿pero a quién le importa?

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    1. Puede que no lo quieran comprender o simplemente lo rechacen. Pero todos saben que es una realidad y que les guste o no se cumple irremisiblemente. La realidad es que es demasiado simple y obliga a un cuestionamiento al que no muchos están dispuestos a hacer.

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  3. Me dejas siempre fascinado mi prodigioso tío querido

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    1. Gracias sobrino. Feliz de que lo hayas leido y me dejes tu comentario.

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  4. Estimado amigo rioplatense, es un excelente relato que demuestra una vez más, como dijo nuestro ex-presidente Mujica: " El bicho humano es una contradicción con patas".

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  5. Vaya Alberto, un relato como los que nos tienes acostumbrados, a esos en los que la realidad está plagada de paradojas que obviamos precisamente porque nos es más fácil ignorar la realidad y pintarla a nuestra manera para poder entenderla. ¿Realmente es un trabajo limpio?... habría que preguntárselo a más de un político...
    Me ha parecido muy sutil.
    Un saludo!!

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