La vi partir. Se fue serenamente.
Apenas la miré y no dije nada,
El alma se rompía en mil pedazos
Mientras que simplemente se marchaba
Sabía que se iba y en mi pecho
La congoja aferraba las palabras
Callé mi furia, mi dolor, mis ruegos
Y dejé que se fuera sin llamarla
Cerré los puños hasta sentir clavadas
Las uñas en la carne de mis palmas
Lloré sin llanto cuando ya era tarde
y la suerte fatal estaba echada.
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Sabía que muy pronto la vería
Volver del "super" feliz y bien cargada
En una mano trayendo las vituallas
Y en la otra la tarjeta destrozada.