Nuestra infancia (Y pongo nuestra porque lo fue de todos los
argentinos) transcurrió fundamentalmente
entre coplas y bailes españoles. Los conjuntos que enseñaban bailes típicos
peninsulares proliferaban y eran pocos los niños que no participaban de estas
escuelas. A mí me tocó no como bailarín (que para eso siempre he sido muy malo)
sino como escenógrafo. En realidad mi padre lo era y me llevaba a mi como
ayudante y yo disfrutaba con esas veladas llenas de jotas aragonesas, coplas y
a veces, por qué no, el cante hondo. Muchos de los cantantes fueron refugiados
cuando cayó la República. Dos de sus exponentes mayores fueron Angelillo y
Miguel de Molina. Hoy quiero hacer un homenaje a ambos que formaron parte esencial
de mi vida. Y que a la distancia me explican cómo, siendo de origen casi
puramente italiano, vivo a España como mi segunda casa, con un amor de hijo que
me emociona y me enorgullece.
Angelillo (Ángel Sampedro Montero (Vallecas, Madrid, 12 de enero de 1908- Buenos Aires , Argentina 24 de noviembre de 1973)
Miguel de Molina Miguel Frías de Molina (Málaga, España, 10 de abril de 1908 - Buenos Aires, Argentina,
4 de marzo de 1993)
Tanto el uno como el otro se debieron refugiar en Buenos Aires cuando cayó la República. Angelillo por haber sido partícipe de la misma y Miguel por sus inclinaciones homosexuales y por haber participado durante la República, ya que había alcanzado fama en toda España. Ambos murieron en Buenos Aires, donde se le abrieron las puertas de par en par y se los recibió con alegría y orgullo. Mi padre en su teatro de títeres había creado un muñeco que era la fiel reproducción de Miguel de Molina.
Hay mucho para contar de ambos, recomiendo que los gogleen.
Todo el amor para aquellos que compartieron con nosotros su arte y su personalidad.. y nuestra vida.