La información decía: MIRÁ, Festival de Arte, 24 al 27 de
Abril de 2014, en el Centro Cultural Recoleta. La sorpresa fue que nos
encontramos con 324 expositores, mucho de festival y muy poco de Arte.
Es maravilloso como es inmensa la cantidad de personas que
aman el arte y tienen la convicción de que pueden incursionar en una parte de
él (En este caso la pintura). Lo malo es que no tienen la humildad de reconocer
sus limitaciones y muchos de ellos hasta suponer que están capacitados para
enseñar a otros. Lamentable.
De tantísimos expositores si obtenemos diez que puedan
llamarse pintores (en el concepto artístico, porque pintores son todos ya que
pintar han pintado) es mucho.
Eduardo Silberstein, que extrañamente forma parte de este
selecto grupo, apenas si tenía una sola obra en exposición.
De cualquier forma uno respira hondo, contiene el aire y se sumerge en un mundo de lastimosas aberraciones en donde el desconocimiento se mezcla con la ingenuidad de muchos visitantes que no hacen otra cosa que repetir la vieja historia del Rey Desnudo.
Fue muy gracioso porque estaba casi asustado. Había venido
con sus obras, de una calidad fantástica, y se encontró que la gran mayoría era
arte basura. Y se sintió diferente, fuera de lugar y, como le ocurre a los
verdaderamente grandes, humildemente pensó que no le correspondía estar en esa
muestra de pintores argentinos.
En realidad, como dije antes, el Centro Recoleta es
maravilloso porque democráticamente abre las puertas a todos y cada uno sin
hacer distinciones, pero a decir verdad, si yo fuera curador de una muestra
como esta apenas unos pocos habrían pasado el filtro simple de lo que es ser
artista.
Como para dejar un poco definida la cosa en mi recorrido
descubrí que era uno de los pocos que había vendido sus pinturas. Visitantes
extranjeros, que no se tragan el cuento de un montón de palabra que tratan de
explicar lo inexplicable y hasta necesitarían de alguien que explicara lo que
trataron de explicar porque lo escrito también es un recorrido por el absurdo,
se detuvieron frente a las obras de este artista de verdad y arreglaron para
comprarle diferentes cuadros, lo que también es una parte del aire fresco que
me hacía falta.
Lo felicité, le agradecí y, por supuesto, le ofrecí
exponerlo en Arte+, nuestra jerarquizada comunidad, y difundirlo por el resto
de las redes como para que muchos puedan conocer a alguien que vale la pena y
que hace que uno se sienta orgulloso.
Me preguntó cuánto le iba a costar eso y cuando le expliqué
que es absolutamente gratuito porque es un placer nuestro, algo que nos hace
felices, la posibilidad de difundir la obra de los artistas maravillosos que
están, existen, y muy pocos pueden conocerlos, nos miró como quien dice ¿De
conde salieron estos? Y posó junto a uno de sus cuadros para que todos puedan
ver lo joven que es este increíble artista talentoso.
Leyendo su catálogo descubro que es neuquino, de San Martín
de los Andes, y eso me llena más de felicidad. El pulpo de buenos Aires
fagocita a todos los buenos artistas del interior y da lugar a los que saben
arrimarse al monstruo que de toda la vida ha regido los destinos, no solo del
arte, sino de todos los ítems de nuestra vida, desde la época del virreinato.
Una hermosa obra. Asombra la edad del pintor. Por suerte todavía existen personas capaces de respetar el arte.
ResponderBorrarNo era el único. en una muestra tan vasta había muchos que tienen calidad. pero este era la mosca en la leche porque era el único que expuso una técnica clásica, sin artilugios, mostrando que todavía lo bueno se sigue imponiendo.
BorrarRespetando todo el arte en general, me inclino por las representaciones clásicas de paisajes naturales y figuras humanas, Este artista me sorprendió por su brillante simplicidad y su técnica tan pura. Muchas gracias por mostrárnoslo
ResponderBorrarFue un descubrimiento también para nosotros. Es una satisfacción el hacerlo conocer ya que es extremadamente modesto. Gracias Amparo por tu comentario.
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