EL PARAISO O EL INFIERNO

Cuando uno expone sus trabajos al publico puede tener una respuesta agradable o ser ignorado olímpicamente. Pasamos del paraíso al infierno en pocos instantes. Y uno debe hacer el ejercicio de construir lo que le gusta sin importarle lo que el otro piense. Si algo es bonito para mi deberá ser suficiente. Es un ejercicio difícil. Las caricias son agradables, pero lamentablemente hoy las manos están para otra cosa.

lunes, 1 de diciembre de 2014

COMO UN GATO MURIÓ POR FALTA DE CURIOSIDAD




Allí, justamente en ese lugar, ni un poco más allá ni un pelo más acá, había un pueblo.
Un pueblo con gente.
Gente que caminaba permanentemente.
Todos los días.
Un día alguien dijo: Oh… y abrió grandes sus ojos.
La gente le sonrió y siguió caminando.
Entonces ese alguien volvió a decir: Oh, oh…
Ni los que podían entender lo entendieron.
Estaban tan ocupados en sus propias cosas.
Claro, cosas importantes.
¿A quién le podía interesar un ¡Oh!?
Cuando la avalancha cubrió brutalmente al pueblo nadie pudo escapar.
Ni siquiera el gato que dormía al sol.
Un montón de cosas quedaron sin hacer.
Pero eso ya no importaba.
En la punta de la iglesia, encaramado con brazos y piernas, sólo un alguien sobrevivió a aquel suceso.

Desde su atalaya contempló el desastre y exclamó: ¡Oh!

Alberto O. Colonna

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