Hace ya bastante tiempo la Municipalidad de Moreno me emplazó para que plantara, en el frente de mi consultorio, un árbol conocido como "Pezuña de vaca". Una especie autóctona pero que era muy difícil de conseguir.
Un paciente me prometió que el me lo iba a traer y un tiempo después apareció con dos ramitas.
¿Dos ramitas? ¿Y qué podía yo esperar de dos pequeñas y débiles ramitas?
Perdido por perdido las planté en el lugar requerido.
Lentamente fueron tomando fuerza.
Volaron hacia el sol desafiando el frío invernal. Esquivando el viento. tolerando el granizo y la furia de las tormentas. Y vieron pasar lunas tras lunas, soles tras soles.
Hoy es el árbol de la imagen.
Ya no sé cual es cual.
Ellas me lo enseñaron.
¿Yo lo aprendí?...