SALAMANCA
En primer lugar dejemos en claro que La Universidad
de Salamanca fue la primera universidad de España y ha cumplido ya sus 800
años.
Cueva de Salamanca
La Cueva de Salamanca es un
enclave legendario de
la ciudad de Salamanca
donde, según la tradición popular, impartía clase el Diablo.
Dicha cueva se corresponde con lo que fue la cripta de la ahora inexistente
iglesia de San Cebrián.
Cervantes dio
un tratamiento burlesco a la leyenda en
su entremés La
cueva de Salamanca.
La tradición se trasladó a Hispanoamérica,
en varios de cuyos países se denomina salamancas a
los antros donde brujas y demonios celebran sus aquelarres (Post enviado con anterioridad y que Mirta y yo les pedimos que leyeran)
.
La
leyenda española
La obra anónima Recueil des Histoires de Troyes,
publicada en 1464,
atribuye fantásticamente a Hércules
la fundación de una academia donde se impartían enseñanzas mágicas en una
cueva de Salamanca:
A tal objeto labró un gran hoyo en la tierra,
dentro del cual puso las siete artes liberales y otros muchos libros. Luego
convocó a los naturales del país para que frecuentasen dicha cueva; pero como
eran rudos y no comprendían tanta maravilla, y el mítico fundador tenía que
continuar sus proezas en otros escenarios, concilió su designo de que tal estudio fuese mantenido
con la construcción de una estatua suya, a la que confirió el don de la
palabra, encomendándole las respuestas de los celosos estudiantes que quisiesen
de veras aprender, como si Hércules estuviese allí en persona.
(Manuel García
Blanco: Siete ensayos salmantinos, pp. 80-1)
La tradición popular, olvidadiza de Hércules,
asignó pronto la labor docente a Asmodeo o
algún otro demonio, que durante siete años, en oscuridad de la noche, daba
clase de adivinación y otras artes tenebrosas a siete alumnos. Terminada la
carrera, se echaba a sorteo y uno de ellos quedaba en manos del Demonio. Según
se dice, el Marqués de
Villena (personaje legendario
inspirado en Don Enrique de
Villena) fue uno de los estudiantes
aventajados del Demonio, del que consiguió escapar con vida, aunque dejó en
manos de El Malvado su sombra,
quedando así marcado de por vida como
uno de sus adeptos.
La cueva en cuestión se encuentra en un lugar
preciso de Salamanca: la sacristía de
la iglesia de San Cebrián.
Durante su reinado, Isabel la
Católica ordenó tapiar preventivamente
el acceso con argamasa y piedras (caementis saxisque). Tras la
destrucción de la iglesia que la albergaba a finales del siglo XVI, la cueva sirvió como
trastero del palacio del Mayorazgo de Albandea,
y posteriormente fue utilizada como trastero de una panadería y carbonería. En
el siglo XX, a inicios de los años 90, se excavó concienzudamente la zona, situada
en la Cuesta
de Carvajal, a la espalda de las
catedrales, y los hallazgos realizados fueron expuestos al público en 1993,
constituyéndose una zona arqueológica formada por la llamada torre
de Villena (alusiva al marqués),
la planta de la iglesia de San Cebrián y
la Cueva de Salamanca.