El 3 de febrero de 1536, el español Pedro de Mendoza, estableció el asentamiento al que le dio el nombre de Nuestra Señora del Buen Ayre en
una región habitada por aborígenes pampas conocidos
como querandíes. Después
de hambrunas y conflictos con los querandíes, la posición fue finalmente
abandonada y destruida por los propios españoles en 1541.
El 11 de Junio de 1580, Juan de Garay fundó
la Ciudad de la Santísima Trinidad y
Puerto de Santa María del Buen Ayre, con el reparto de tierras entre él, su
esposa, y otros 63 colonos, a los que también asignó familias guaraníes,
en un sitio presumiblemente cercano al de Mendoza, con la típica distribución
de manzanas rectangulares en damero tal
cual aún se puede apreciar en el casco y núcleo histórico de la ciudad. El
motivo de esta fundación queda explicado por las palabras de Juan de Matienzo, oidor de la Audiencia de Charcas, quien en 1556
mencionó la necesidad de abrir una puerta a la tierra, es decir,
darle una salida al Atlántico a todo el territorio que existía
desde Potosí hacia
el sur.
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Primera vista conocida de Buenos Aires, pintada hacia 1628 por un holandés.
En 1323, las tropas de Jaime II desembarcaron en un punto
entonces próximo a Cagliari, conocido como el Cerro de Bonaria y
conquistaron la isla. Como signo de agradecimiento a Dios, construyeron una
iglesia que donaron a la Orden de la Merced sobre la cima de un
monte que era conocido con el nombre de Buen Ayre y luego Bonaria por
los italianos. Este nombre se debía a que Cagliari tenía una depresión en su
centro donde se juntaban los humos del fuego de la ciudad, una especie de esmog, mientras que la
cima sobresalía de esa humareda. El templo o basílica es
el primer y principal ejemplo de la arquitectura gótica en Cerdeña.
Nuestra Señora de Bonaria es la patrona de Cerdeña, y es en realidad una imagen
que representa a la Virgen de la Candelaria, por esta razón,
en Cerdeña se celebra la Fiesta de la Virgen de Bonaria, el 2 de febrero.
Milagro de Nuestra Señora del
Buen Aire.
El beato fray Carlo Catalano, un noble
de Cagliari que había ido a Barcelona para hacer varias gestiones y que allí
ingresó en la Orden Mercedaria, fue el fundador del convento. Él profetizó que
un hecho prodigioso se produciría en la costa de la isla tras su muerte.
Según la tradición, esta profecía
se cumplió el 25 de marzo de 1370 cuando una nave procedente de Cataluña fue
sorprendida por una gran tormenta. Los marineros en aquellas circunstancias
decidieron echar al mar toda la carga, entre la cual había una pesada caja. En
el momento en que arrojaban la caja, el mar y la tormenta se calmaron en forma
repentina y aunque el resto de las pertenencias tiradas se hundió, la caja se
mantuvo a flote. A medida que intentaban acercarse a ella esta se alejaba. Así
continuaron la travesía hasta que llegaron a Cagliari donde la caja se varó.
Los marineros intentaron abrirla
sin éxito, hasta que un niño decidió llamar a los hermanos mercedarios que
estaban en el convento. Estos no tuvieron dificultad en trasladar la caja al
convento y abrirla. Pero para su sorpresa encontraron en el interior una imagen
de Nuestra Señora de la Candelaria con
una candela encendida en su mano derecha. Deciden entonces entronizarla en el
altar mayor bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Aire.
La devoción a la milagrosa imagen
se difundió rápidamente por toda Cerdeña, especialmente entre los marineros que
la convirtieron en su abogada y protectora. De Cerdeña esta devoción pasó a
Sevilla, donde se venera una imagen con este título en el Palacio de Santo
Telmo, en la iglesia parroquial de San Bernardo e incluso hay una imagen que es
titular de una parroquia, la de Nuestra Señora del Buen Aire, y de la hermandad que allí reside.
Al
conocerse la historia de cómo la imagen había salvado a los marinos, y del
milagroso desenlace, los navegantes comenzaron a venerarla y se convirtió en su
patrona. Uno de esos navegantes fue el español Pedro de Mendoza. Este marino fue el primer Adelantado del Río de la Plata y en 1536 arribó
a lo que llamó bahía
de la Candelaria, en dicho río,
sobre lo que hoy es la bahía de
la ciudad de Montevideo. Luego decidió esperar intencionalmente hasta el
2 de febrero, día de la Candelaria, para arribar a la costa oeste y fundar, al
desembarcar, el asiento de Nuestra Señora del Buen Aire, hecho que es conocido
actualmente como la primera fundación de la ciudad de Buenos
Aires. Dos religiosos
llevaron además una imagen de la virgen. La ciudad se abandonó posteriormente y
Buenos Aires fue nuevamente fundada en otra posición por Juan
de Garay el 11 de junio de 1580.
Vista nocturna de nuestra capital, Palacio del Congreso de la Nación, Puente de la Mujer, en Puerto Madero (Obra del arquitecto español Calatrava), pareja bailando tango, Casa de Gobierno o Casa Rosada, Catedral, Cabildo (Edificio histórico donde se desarrollaron los hechos del 25 de mayo de 1810), Teatro Colón, Cementerio de la Recoleta, Planetario y uno de los lagos de Palermo, caminito en el barrio de La Boca.
FUNDACION MITICA DE BUENOS AIRES
Jorge Luis Borges.
¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?
Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los camalotes de la corriente zaina.
Pensando bien la cosa, supondremos que el río
era azulejo entonces como oriundo del cielo
con su estrellita roja para marcar el sitio
en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.
Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaron
por un mar que tenía cinco lunas de anchura
y aún estaba poblado de sirenas y endriagos
y de piedras imanes que enloquecen la brújula.
Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana entera pero en mitá del campo
presenciada de auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.
Un almacén rosado como revés de naipe
brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.
El primer organito salvaba el horizonte
con su achacoso porte, su habanera y su gringo.
El corralón seguro ya opinaba Yrigoyen,
algún piano mandaba tangos de Saborido.
Una cigarrería sahumó como una rosa
el desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,
los hombres compartieron un pasado ilusorio.
Sólo faltó una cosa: la vereda de enfrente.
A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:
La juzgo tan eterna como el agua y el aire.
Nota; la información y alguna de las imágenes fueron tomadas de Wikpedia. El resto de las imágenes pertenecen a Google
¿Por qué será que Buenos Aires se ha metido tanto bajo nuestra piel?. Debemos ser los únicos que la sentimos nuestra, la vimos florecer y desflocer, caminamos por sus calles nunca terminadas, vimos sus múltiple lugares de cultura y padecimos su desaparición, seguimos disfrutándola, descubriendola, amándola.
ResponderBorrarLa gente camina por sus calles, quejándose, rebajándola, padeciendola. No la conocen, no conocen sus riquezas culturales e históricas, por eso las perdemos día a día.
Por eso como a Borges, a mi también "se me hace cuento que empezó Buenos Aires", por lo menos, sus habitantes todavía no se enteraron de que existe.
Leyendo el poema, me parece estar oyéndo a Borges recitarlo. Hermoso homenaje. No me imagino un mejor lugar en el mundo para caminar, que por las callecitas de nuestro Buenos Aires querido. Un abrazo
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