Lo que sigue no es un poema. Lo aclaro porque muchos pueden pensarlo ya que cualquier encolumnamiento de frases altisonantes o no, se le llama, imprudentemente, poesía. No me atrevo a ser tan irrespetuoso. Esto es simplemente una historia, una simple, lisa y llana historia que, como en Alicia en el país de las Maravillas, se desliza ondulante como la cola de un ratón..
LA HISTORIA DEL HOMBRE INVISIBLE
Había una vez un hombre que creía.
Creía que todo era posible.
Creía que la gente era capaz e inteligente.
Creía que podía confiar en los demás.
Creía que si él daba le iban a dar.
Creía que con ser buena persona alcanzaba.
Creía.
Hasta que un día descubrió que no era suficiente.
Que el mono por la plata baila.
Que la envidia es un motor que mueve al mundo.
Que si das no esperes recibir.
Que no basta con ser buena persona.
Un día.
Y lo descubrió cuando se dio cuenta
que era el hombre invisible,
que no le importaba a nadie,
que solo por los intereses podía llegar a existir
y que, mientras tanto,
no era nadie.
Pero ese día descubrió que era libre,
que no dependía de nadie,
que los demás vivían presos del sistema.
El no lo necesitaba.
Que hasta ese momento había vivido,
y que ser invisible hasta era divertido.
Descubrió.
Y fue entonces que voló.
Voló como pocos lo han logrado.
Voló por las calles de su pueblo.
Voló retratando lo que veía
por el simple placer de retratarlo.
Voló escribiendo sus historias,
por el simple placer de escribir,
que nadie leyó, por supuesto,
de más está el decirlo;
Siguió regalándole frases bonitas
a todos aquellos que corrían sin cesar,
y que jamás le contestaron.
Y mucho menos le agradecieron.
Y por eso se sintió feliz.
Voló
La libertad es algo que no se logra,
que no se hace, surge espontáneamente.
Y le había tocado a él…
Justamente a él… que no era más
que una partícula minúscula del universo,
un pintor, un escritor, un poeta,
todo lo que se le antojara,
porque al fin y al cabo, no era más
que el hombre invisible.
FIN
Muy reflexivo. Excelentes fotos.
ResponderBorrarTodo el contenido está entre la líneas. Me gusta. Lo he releído varias veces y a mí me parece poesía.
ResponderBorrarGracias por tu comentario. que eleves mi relato encolumnado a la categoría de poema es un halago inmenso y te lo agradezco.
BorrarMuy profunda esta reflexión y muy bella y liberadora para todos los que tan a menudo nos sabemos invisi les y, como a él, no nos importa..Me encanta
ResponderBorrarAbarca a todos aquellos que les toca ser Mr. Celofán. Mi agradecimeinto para alguien que siempre tiene la delicadeza de ponerme algún comentario en mi yermo blog.
BorrarMuy bonita reflexión, Alberto. Solo espero que al hombre invisible pronto empezaran a verle, porque de nada sirve la vida si no la compartes. La felicidad es parcial y efímera, como la libertad. Todos merecemos nuestro cachito de felicidad y de libertad sin vernos fagocitados por ellas.
ResponderBorrarMe han encantado la historia y las fotos.
Un abrazo
Ya es un hábito. he aprendido a vivir de esa manera. Normalmente cualquiera de nosotros debería poder compartir con ls demás, pero esta sociedad es muy especial y normalmente no hay ida y vuelta y por factores que no se entienden unos son más visibles que otros. La felicidad, que como bien dices, es un derecho, a veces, deben encontrarse de otra manera. Muchas gracias or tu comentario
BorrarUn poco triste... Un loco real...
ResponderBorrarEncierra soledad...