Parque nacional Sierra de las Quijadas
Ubicado en los departamentos de Belgrano y
Ayacucho, a 116 km de la capital puntana, el PN Sierra de las Quijadas cuenta con una extensión de 150 mil
hectáreas, y una historia de 300 millones de años.
Tras soportar una constante erosión del viento y del
agua, este desierto terminó por modificar su composición. Hoy impactan sus
muros de arenisca, rojizos y grisáceos, con formas caprichosas, su variedad de
flora típica de climas áridos, sus huellas de dinosaurios y sus fósiles
milenarios.
En el parque
se destaca el «Potrero de la Aguada», una microcuenca que confluye en un bajo,
donde nace el río con el mismo nombre que sólo en la época de lluvia recorre el
lugar. En el resto del año, su curso sólo presenta arena y rocas.
De la magnificencia de estas formaciones
rocosas se han recuperado más de 1000 fósiles entre los que se destaca el
cráneo del Pterodausto Guiñazui,
reptil volador que actualmente forma parte de una colección del Museo
de Historia Natural de la Universidad Nacional de San Luis.
Su máxima expresión es "el
Potrero de Aguada": sucesión de graderías, acantilados y
cornisas rojizas y sedimentadas. Durante su recorrido se pueden ver a lo lejos,
al Sur el Cerro Portillo y al
oeste lasLagunas de Guanacache,
que son el límite natural con la provincia de Mendoza.
Los amantes del trekking pueden optar entre 3
tipos de circuitos: Miradores Superiores, La
Huella del Saurio y Los Farallones. Sólo el primero es gratuito
y autoguiado, para los otros dos es necesario contratar un guía y disponer de
tiempo: dos horas y media y cinco horas, respectivamente.
Yo tuve la suerte de poder visitar este
lugar, desconocido por muchísimos argentinos, cuando apenas era una meta
turística más y no estaba protegido por Parques Nacionales.
Hay dos versiones sobre el nombre de la
región. Una que dice que visto desde las alturas tiene forma de quijada, cosa
poco probable porque el nombre viene de mucho antes de que tuviera la
posibilidad de volar. La segunda versión, más lógica, es la que cuenta que los
habitantes de la región, y muchos que provenían de Chile, cuando arrasaban con
sus malones las poblaciones que pretendían establecerse, desde el sur de la
provincia de Buenos Aires hasta la Patagonia, llevaban hacia ese lugar el
ganado robado, donde lo agrupaban hasta que los comercializaban del otro lado
de los Andes. Muchos animales morían en la zona y, cuando se descubrió el
lugar, el área estaba llena de quijadas de los vacunos muertos, lo que hizo que
se le conociera con ese nombre.
Lo apasionante es que es una región que mucho
antes de los seres humanos estuvo poblada por Dinosaurios, algunos más pequeños
que los popularmente conocidos y otros muy similares a los pterodáctilos que
conocemos en la actualidad.
Pero hay un detalle que asombra. En una de
sus rocas se encuentra la impronta de la pisada de uno de estos animalitos.
Aparentemente, eran terrenos blandos, que fueron cubiertos por otros
sedimentos, también de poca consistencia. Algunos endurecieron con el tiempo y
el resto se fue disipando con los vientos de la región hasta dejar al
descubierto esta joya que nos asombra y nos empequeñece.
Pude caminar por el lecho de un rio que solo
se hace presente en tiempos de lluvia, el Torrente de la Aguada, hasta el
nacimiento del mismo, en un pasillo de unos cuatro o cinco metros de ancho
entre farallones de 300 metros de altura.
Puedo asegurar que fue una experiencia
inolvidable, donde uno se sentía en un set de filmación, no podía creer lo que
veía, la magnitud de las paredes rojas labradas por el viento, y el silencio,
un silencio increíble, que quien nos guiaba, resaltó cuando volvimos, ya
cayendo la noche, bajo un manto de estrellas, que en San Luis, no sé por qué
razón, se ven más brillantes que en otros lugares, y nos detuvimos a descansar
al borde de los acantilados, después de un recorrido de unos 12 Km, de ida y
vuelta.
Como dato anecdótico les cuento que en ese
lugar se filmó, y tiene una historia muy peculiar, una película llamada “Un
lugar en el mundo”. Dirigida por Adolfo Aristaraín y protagonizada por Federico
Luppi, Cecilia Roth, José Sacristán y Leonor Benedetto, fue la segunda película
en la historia, que fuera nominada para el Oscar al mejor filme extranjero y
luego retirada del concurso. Es algo para hacer otro post y, en otra
oportunidad, me dedicaré a esto, baste con decir que obtuvo numerosos premios, destacando la Concha de Oro en el Festival
Internacional del Cine de San Sebastián y el Premio Goya a la mejor película de
habla hispana
Un lugar mágico. La sensación de elevación espiritual que se siente allí es única. Sentarnos a ver el atardecer es una experiencia que jamás olvidare. Uno de los mejores momentos de mi vida.
ResponderBorrarMuy buena publicación. Me encanto.
Un lugar precioso donde perderse y olvidarse de todo. Por cierto, no conocía que la película se había rodado ahí. Un saludo!!
ResponderBorrarMuy hermoso lugar, y bello doblemente por las curiosas huellas de la historia.
ResponderBorrarUn lugar magnífico. Me ha recordado al Torcal de Antequera (en Málaga), aunque sin pisadas de dinosaurios ni otros saurios voladores ;)
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