El motivo principal de nuestro viaje era conocer el Cañón de
Talampaya.
Hacía mucho tiempo que visitando el valle de la Luna,
mirando hacia el norte pudimos ver el Cordón de las Sierras Negras y un poco
más allá las paredes rojas de Talampaya. Nos prometimos volver y bastante
tiempo después nos dimos el gusto de recorrerlo y tratar de entenderlo.
Talampaya o Rio Seco del Tala, en lenguaje indígena, es una
tremenda fisura en la roca sedimentaria, cargada de óxido de hierro, lo que le
da el tono rojizo característico.
Y digo tremenda fisura porque, aparentemente, cuando la
tierra era una sola (Pangea) y viajar a Madrid o Paris era mucho más simple, la cuenca
de Ischigualasto, que comprende el Valle de la Luna, antes mencionado, la
Sierra de las Quijadas, que les describí en un post anterior, y Talampaya, eran
un vergel, con lagos y ríos, vegetación abundante y animales primitivos que
vivían mansamente, ayudados por los vientos húmedos que venían del oeste.
Cuando se produce la rotura de un único continente para dar
lugar a la formación de dos masas que se van separando progresivamente y se
produce el choque de las placas tectónicas, introduciéndose una bajo la otra,
aparece majestuosa (para nosotros) la Cordillera de los Andes. Este gigantesco cordón montañoso, que recorre la América de norte a sur, produjo que el clima
cambiara, ya no podían llegar los vientos húmedos y toda la zona se transformó en un
área desértica. La tierra se abrió y por allí escapó el agua atesorada de este lado de la cordillera. Murieron cantidad de animales, muchas especies desaparecieron, y
se produjeron grandes fisuras, como heridas mitológicas, que sacaron a la luz
las capas sedimentarias que se habían depositado unas sobre otras durante
millones de años.
Así quedaron grandes avenidas por donde ahora el agua corre en los
tiempos de lluvia, que suelen ser torrenciales y cortas. El suelo sediento la
absorbe en unas horas, pero el agua, violenta, ya ha hecho sus modificaciones,
que junto con el viento, seco, áspero, van tallando, sobre las rocas más
débiles, figuras fantasmagóricas que son la diversión de los turistas, sin
pensar que a través de sus millones de años han sido mudos testigos de la
historia, no solo de la humanidad, sino de la evolución del mundo entero.
Es pues, el Cañón de Talampaya, nada más y nada menos, que
el cauce de un río que solo aparece por un pequeño instante en épocas de
lluvia, pero también un libro abierto que muestra las variaciones de nuestro
planeta y es por ello que ha sido designado Patrimonio de la Humanidad por
la Unesco, ya que guarda secretos de nuestro pasado que iremos develando a medida que podamos
estudiarlo y conocerlo.
El rio se seca pero su estructura arcillosa permite formar
una capa impermeable que mantiene una capa de humedad a flor de piel, lo que favorece
el desarrollo de sólidos algarrobos, cuya vaina sirvió de alimento para las
múltiples variantes de pueblos primitivos que utilizaron el Cañón, ya sea como
vía de paso, ya como vivienda. De allí los petroglifos que les mostrara Mirta
en otro post.
Hoy, una pequeña porción del Parque Nacional Talampaya, la
más imponente para el caudal turístico, es lo que se puede visitar. Y está
bien. Sólo se puede recorrer en excursión, es decir, siempre con un guía, que
si bien limita la visita, por otra parte, protege la integridad de un lugar que
es mucho más que un simple divertimento.
He descrito, como he podido, lo que es el Rio Seco del Tala,
voy a dejar una serie de fotos ya que como dice el adagio: “Una imagen vale más
que mil palabras”.
La imagen de la izquierda es la llamada chimenea. su forma circular hace que el viento se arremoline y tiene la particularidad de producir un eco que se repite tres veces.
En el corazón de Talampaya la gente de la excursión prepara un brindis con buen vino riojano.
Entre los geomorfismos se destaca la figura del rey mago, montado en su camello.
Pero los más famosos son La Torre, el Botellón y el Monje.
Ojalá que esto sirva para despertar la curiosidad de muchos,
aliviane el conocimiento de otros y estimule a todos a disfrutar de las
bellezas que nuestro globo verde nos regala.
No conocía este lugar maravilloso. Que privilegio y que espectacular poder contemplarlo como vosotros. y las fotos son geniales. Muchas gracias. Contra más descubro de vuestro viaje más me gusta vuestro recorrido, tanto en lo personal como en el sentido literal de la palabra viaje. Besos
ResponderBorrarGracias Amparo Es bonito recibir tu comentario. Es cierto que es un lugar especial y soy muy feliz de poder compartirlo. Gracias por tu aprecio hacia nosotros. Un beso muy grande amiga.
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