Sombras que se esconden sin consuelo,
albergando las cruces doloridas.
Las alondras volaron a otros cielos.
Se agitaron dolidos los pañuelos
en un adiós que auguraba la partida.
Vino el ventarrón, enronquecido,
arrancando de cuajo los recuerdos.
Hojas, remolinos de sonidos,
sollozando su pena, enloquecidos,
empujados sin rumbo por el viento.
Algo se ha perdido en la partida.
El viejo paredón y la cortada,
donde se oyó la música sentida
de una milonga moribunda, herida,
que se desangra rotas las palabras.
Nadie lo oyó cuando se fue de a poco.
La frente gacha, encorvado el pecho.
El filo del puñal marcó en silencio
la herida que se abrió como en un pozo,
lleno de olvido, que lo fue envolviendo
Sonaron las guitarras sin nombrarlo.
Vibró la cuerda con los nombres ciertos.
Pasaron soles, se perdió tu tiempo,
tu camino de luchas y de espanto.
El juego comenzó… Damos de nuevo.
¡Muy buena! Aunque te molesten las comparaciones, está a la altura de muchos de nuestroa escritores famosos, Borges incluído.
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